Cuando Ferruccio Lamborghini fundó su empresa en 1963, una empresa destinada a producir algunos de los mejores autos GT del mundo, decidió desde el principio que sus autos no tendrían un solo color distintivo, sino que estarían disponibles en muchos y diferentes tonos para atraer a clientes diversos y, sobre todo, darles la oportunidad de hacer que sus autos sean únicos, en la medida de lo posible.
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